El amor es tan grande, tan sincero y sentido,
que un día de lluvia Matilde
acabó por tirarse en el río.
Quereme así, piantao, piantao, piantao... Trepáte a esta ternura de locos que hay en mí, ponete esta peluca de alondras, ¡y volá! ¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!