Esta es una ciudad que late a un ritmo tan ajeno al natural. Tarija, nace y muere en sí misma: Universo entero y pequeño. De tradiciones fuertes, afectos profundos, pasiones antes y después de la borra del vino patero.
La Pascua de Resurrección es un vértice, donde las flores amarillas conducen a los habitantes hacia una alegre celebración, donde no hay distancias entre ninguno.
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